LA TRANSPARENCIA COMO VALOR DEL CAMBIO SOCIAL Y DEL IMPULSO DE LA EUROPA DE LOS CIUDADANOS: SU CONFIGURACIÓN COMO DERECHO CONSTITUCIONAL DE LA UNIÓN EUROPEA
Francisco Javier Orduña Moreno. Magistrado de la Sala Primera del Tribunal Supremo. Catedrático de Derecho Civil.
INTRODUCCIÓN
A poco que reflexionemos sobre el universo actual que presentan las relaciones sociales nos percatamos de la rapidez con la que están fluyendo los cambios en la sociedad. Se diría, siguiendo con un símil la estela del pensamiento de Bauman, que la aceleración en el calentamiento global del planeta está provocando un vertiginoso cambio climático con el correspondiente deshielo o liquidez de las ideas y valores que en el pasado reciente representaron la base sólida y segura de nuestras convicciones.
Con todo, y pese al vértigo inicial que produce la rapidez de estos incesantes cambios, hay que señalar que la propia experiencia histórica nos enseña que el Derecho, como fenómeno en sí mismo considerado, es ante todo un proceso de cambio y de progreso jurídico. Si esto es así, y lo es sin duda, el verdadero reto que asumimos como sociedad no es tanto la negación del cambio, de por sí ya inexorable, sino nuestra capacidad adaptativa para regenerar el sistema en un periodo breve de tiempo, es decir, fortalecerlo con las sinergias positivas que aportan estos procesos de cambio social.
Para conseguir esta meta, sin atajos previos o verdades a medias, que simplemente aplazan las decisiones y prolongan las inseguridades e ineficiencias del sistema, conviene o si se prefiere, resulta necesario, que afrontemos este proceso de cambio y de reforma desde la solidez que aportan los nuevos valores que responden a la convicción social acerca de lo que consideramos ya como justo o procedente.
En efecto, siguiendo ahora a Dworkin, no hay otro método o camino más adecuado que la reflexión ética y moral sobre los valores y directrices que informan estos procesos de cambio, por lo que se impone «pensar en valores» para construir dichos valores de forma plena; pues los valores no sólo se sienten o se intuyen, sino que sobre todo «se construyen», dado que el modo de su configuración va incidir directamente en el alcance de su proyección social y, con ello, en la transformación social y cultura que se pretenda alcanzar.
Al mismo tiempo, también a poco que reflexionemos, observamos la relevancia que ha cobrado para la sociedad española la cuestión de la transparencia. Ello es así porque en la noción de la transparencia, como ideal o referente, ha arraigado de forma ejemplar las aspiraciones de cambio y de reforma que anidan en nuestra sociedad civil, siendo representativa del valor que impulsa el cambio social en la actualidad. Aspiración de cambio que comporta, como hemos anticipado, todo un cambio cultural acerca de los nuevos paradigmas en los que los ciudadanos quieren asentar su moderna relación con el Estado (transparencia política), su relación con la Administración Pública (transparencia administrativa) y sus relaciones contractuales como consumidores o clientes (transparencia contractual). Aspiración que, en definitiva, también nos conecta con la consecución del Proyecto Europeo y sus nuevos valores y derechos acerca de lo que debe de ser la «Europa de los ciudadanos».
Pues bien, en este apasionante contexto, la construcción de la transparencia como valor del cambio social en toda su extensión o recorrido, esto es, desde su construcción o configuración como nuevo valor o derecho constitucional, hasta su delimitación como deber jurídico y su culminación como valor del cambio cultural constituye, sin lugar a dudas, una de las vías más sólidas para avanzar en el Proyecto Europeo desde la base de los propios derechos de la ciudadanía europea, pues la transversalidad de la transparencia, como futuro derecho constitucional, va a permitir toda una revitalización del Proyecto Europeo, de sus consensos y políticas de cohesión tendentes a implementar o mejorar el sistema social y democrático de la Unión Europea.
PENSAR EN VALORES: CONSTRUIR VALORES
Como sostiene Lieberman, prestigioso estudioso de la biología evolutiva, aunque en el desenvolvimiento humano la evolución biológica y la evolución cultural van unidas de la mano, lo cierto es que en la actualidad los seres humanos somos más fruto de los cambios culturales que de los cambios genéticos, pues dichos cambios culturales, por su versatilidad y dinamismo, se presentan como más determinantes para entender nuestra actual forma de ser.
Si esto es así, y la evolución cultural es realmente determinante en la actualidad para entender el progreso de nuestras relaciones sociales, se impone <<pensar en valores>> y construir dichos valores para hacer posible el cambio social y la consecución de los nuevos paradigmas que nos permitan avanzar como sociedad.
De ahí que haya que estar a la altura de las <<expectativas>> que reclaman los consumidores europeos, esto es, los ciudadanos europeos, para avanzar y mejorar la implementación del Proyecto Europeo en su conjunto, de su sistema social y democrático.
En la actualidad, además, esta conexión o vía de engarce de la transparencia con los valores que podemos denominar como <<fundacionales>> de cualquier organización que se defina como una plasmación del Estado social a través de la profundización de los valores de justicia e igualdad, no solo opera a nivel nacional sino también europeo; de forma que el cambio social y cultural que proyecta la impronta del valor de la transferencia también se puede erigir como parte integrante de los valores y derechos fundacionales de la Unión Europea. Como expresión de las aspiraciones de la «Europa de los ciudadanos» y, por tanto, también de sus señas de identidad y de su razón de ser, presente y futura. No es de extrañar que el reciente Diccionario del Español Jurídico (Barcelona, 2016) defina la transparencia como: «Principio general que rige en fundamento del sistema institucional de la Unión Europea».
UNA GRAN OPORTUNIDAD
En síntesis, de lo expuesto puede concluirse que la futura configuración del valor de la transparencia como derecho de la ciudadanía europea constituye una inmejorable oportunidad para centrar, en la actualidad, la agenda y la política de la Unión Europea en aquellos valores que realmente, sin discusión, nos van a unir como sociedad de consensos y de cohesión.
Constituye, además, una inmejorable oportunidad para avanzar en el Proyecto Europeo desde la base de la propia ciudadanía y de sus nuevos derechos (construir Europa desde los ciudadanos).
También, por otra parte, la construcción de la transparencia como nuevo derecho constitucional en el ámbito de la Unión Europea también es representativa para el Gobierno de España de una Propuesta innovadora y vanguardista, con todo lo que ello reporta o beneficia a la marca España.
En suma, una propuesta de colaboración y participación, tanto para los organismos europeos implicados, como para los propios ciudadanos europeos, para articular la gran potencialidad que presenta en la actualidad la transparencia como valor del cambio social.